Cerca de 800 trabajadoras de limpieza de edificios y locales de la provincia de Alicante llevan en huelga indefinida prácticamente un mes. Entre los motivos, que las empresas SCT y J Córdoba, del empresario italiano Rocco Arena, lleva sin pagar los salarios de estas trabajadoras desde hace más de 5 meses.
Desde el Partit Comunista del País Valencià – PCPV denunciamos esta situación, que deja en una precariedad mayor todavía a trabajadoras que ya tenían un contrato parcial, siendo en muchos casos el único sueldo que entraba en casa.
Mientras tanto, el empresario sigue realizando subcontratas y consigue nuevas empresas mientras no paga a las trabajadoras que ya tiene, aunque recibe los ingresos de los edificios y oficinas que pagan por el servicio de limpieza, así como de la Seguridad Social, por las trabajadoras que por estas condiciones están en baja por depresión y que pese a ello siguen sin recibir su salario. Además, ninguna de las empresas se ha comunicado con las trabajadoras, aunque se han producido despidos, modificaciones de jornada y subrogaciones como forma de vulnerar el derecho a huelga.
Con todo en su contra y gracias a la organización, las trabajadoras siguen manteniéndose en huelga.
Cuando hablamos de que la precariedad tiene rostro de mujer nos referimos a que en los sectores más precarios son las mujeres el 90% de las trabajadoras, y realizan trabajos invisibles al ser no productivos pero que son esenciales. “Parece que tenga que ocurrir una pandemia para que la sociedad se dé cuenta de lo esencial, pero una vez se termina se vuelve a ser trabajadoras de segunda donde la facilidad de vulnerar derechos laborales por la parcialidad, la descentralización y la atomización del puesto de trabajo, dificultan la organización obrera”, señalan fuentes del PCPV.
“Si, en cuestión laboral, las mujeres somos las invisibles cuando nos vamos a la huelga, también el poco eco y conocimiento por parte de incluso medios locales al hecho de que 800 personas lleven sin cobrar, pasa a segundo o incluso tercer plano. Porque es un trabajo infravalorado que siempre lo hemos hecho las mujeres. ¿Te preguntas por qué tu portal no está limpio?, porque la limpiadora que ni miras ni saludas y tratas como si no existiera cuando sales está en huelga. Porque esa mujer que ha tenido que irse de su país y a quien no generamos oportunidades tiene el trabajo precario e invisible y, aún con salarios bajos, no lo está cobrando”, indican desde el Área de Movimiento Obrero del PCPV.
Estamos hablando de mujeres que, después de su jornada laboral, tienen que ir a sus casas a seguir realizando otro trabajo de cuidados en sus hogares con su familia. Mujeres obreras que ante todo se han organizado y defienden sus derechos. Las mismas que al no poder pagar el alquiler o las hipotecas por culpa de su explotación, van a los sindicatos de barrio y se asesoran y se organizan para defender su casa.
Desde el PCPV señalamos que este conflicto va más allá de un empresario que no paga. Estamos hablando de un sistema que se basa en la explotación de la clase obrera y donde las mujeres obreras e inmigrantes sufren una triple explotación. Un conflicto que transciende del salario porque provoca la expulsión de familias de los barrios. Y ante esto no queda otra que solidaridad obrera y las redes de organización de clase.