El País Valencià vive uno de los momentos más oscuros de su historia reciente tras la devastadora DANA que ha sacudido a nuestras comunidades, cobrándose la vida de cientos de personas y dejando a miles más en una situación de desesperación y abandono. Este desastre, cuyo saldo trágico podría haber sido considerablemente menor, ha evidenciado una cruda realidad: la incompetencia y la desidia de nuestras instituciones.
La Generalitat ha demostrado una falta de previsión que raya en lo criminal. La ausencia de avisos y directrices claras mientras los municipios comenzaban a inundarse es un acto de negligencia imperdonable. Que miles de personas continuaran su vida cotidiana en centros de trabajo y espacios públicos mientras el agua crecía a su alrededor es una prueba irrefutable de que el gobierno autonómico no supo, o no quiso, actuar a tiempo.
Lo que resulta aún más indignante es el abandono tras el desastre. La ciudadanía se vio obligada a organizarse por sí misma, respondiendo con una solidaridad y una eficiencia que brillan frente a la inacción de la Generalitat. Asociaciones de vecinos, colectivos de voluntarios y organizaciones sociales demostraron lo que significa estar al lado del pueblo cuando más se necesita. Sin embargo, en lugar de apoyar y facilitar estas iniciativas, la Generalitat optó por medidas restrictivas, como el corte del tráfico en vías clave durante 48 horas, impidiendo el traslado de ayuda y voluntarios a las zonas más necesitadas. Esta decisión no solo es torpe, sino que parece un intento deliberado de encubrir la incompetencia de una gestión que ha fracasado en proteger a su gente.
Nuestra crítica se extiende también al Gobierno de España. La falta de una respuesta contundente y ágil, la demora en movilizar a efectivos clave de la policía, la Guardia Civil, la policía local y el ejército, es una muestra de una gestión central que, una vez más, se muestra lenta e ineficaz en momentos de crisis. El pueblo del País Valencià no merece este doble abandono. Las instituciones, autonómicas y estatales, deben rendir cuentas por su falta de coordinación, previsión y valentía.
Desde el Partit Comunista del País Valencià, denunciamos con firmeza que esta crisis ha dejado al descubierto la distancia abismal entre los discursos oficiales y las acciones reales. La vida y la seguridad de las personas no pueden ser sacrificadas por la falta de liderazgo y la burocracia. Exigimos transparencia, una revisión exhaustiva de lo ocurrido y la implementación de medidas reales que eviten que una tragedia de esta magnitud vuelva a repetirse.
Nos solidarizamos con todas las víctimas y sus familias, y reconocemos con orgullo y gratitud la fuerza y la determinación del pueblo valenciano, que ha sabido organizarse cuando las instituciones han fallado. Este momento es una llamada a repensar nuestras prioridades y a colocar la vida y el bienestar de las personas por encima de cualquier otro interés
Desde el PCPV llamamos al pueblo a seguir organizado y a organizarse de una manera cada vez más efectiva y coordinada para afrontar esta trágica situación.
¡Solo el pueblo salva al pueblo!