El PCPV en València denuncia la situación ocurrida esta misma semana en el barrio de Benimaclet, donde un sintecho de nacionalidad ghanesa ha muerto tras la primera noche de frío en la ciudad. Este caso, el tercero ya ocurrido en los últimos meses en el mismo sitio, ha tenido lugar en una antigua fábrica en ruinas junto a la Universidad Politécnica, en la que se ven obligados a malvivir muchos temporeros, mayoritariamente de procedencia africana.

El Partit Comunista del País Valencià (PCPV) denuncia la desidia y falta de voluntad demostrada desde las distintas instituciones públicas que siguen sin poner remedio a un drama humano de este calado. La ineficiencia de los servicios públicos, la inaccesibilidad a la vivienda o la ausencia de unos mínimos derechos laborales, son causas principales de este tipo de situaciones que deben abordarse con urgencia desde las distintas Administraciones, local, autonómica y central.

La situación no es distinta a la que se genera en otros puntos de la ciudad, del País Valenciano y de todo el Estado. Grupos de temporeros inmigrantes que se ven obligados a pernoctar en instalaciones abandonadas y ruinosas, jugándose la vida por no tener acceso a ningún tipo de alternativa habitacional.

En primer lugar, por los desorbitados precios de los alquileres en ciudades como València, que imposibilitan incluso el alquiler de una simple habitación a trabajadores como éstos que se ven obligados a trabajar por míseros salarios sin que además desde ningún sitio se esté controlando a las empresas empleadoras para que lo hagan ofreciéndoles un mínimo alojamiento en condiciones.

Pero también, porque desde el propio Ayuntamiento de la ciudad de València, autoproclamada como ‘Ciudad Refugio’ desde el año 2015, no se está ofreciendo una adecuada cobertura desde servicios sociales. Ni se hace adecuadamente la distribución de materiales de abrigo, ni se da acceso sin trabas a los albergues. Hay que tener en cuenta que los propios temporeros se encuentran con dificultades por las restrictivas medidas impuestas por los albergues, muchas veces incompatibles con las condiciones en las que se ven obligados a trabajar.

Desde el PCPV denunciamos además el racismo estructural imperante, que condena a muchísimas personas extranjeras a trabajar en situaciones deplorables y a vivir en condiciones infrahumanas. Así como el origen de todos estos problemas que sufre la clase trabajadora en general, y que no es otro que el sistema capitalista imperante, así como la falta de voluntad política de los distintos gobiernos para atajar de manera efectiva los problemas que más urgencia requieren.